¡Llegó el circo! Ahora sí es oficial. Hasta ahora sólo fue una prueba para ver si el pueblo podía, porque la filosofía política de los tiempos que corren separó el circo del pan. Y el pueblo pudo, sí señores: ¡viene el circo! ...pero sin pan.
Amas de casa malabaristas, bomberos tragafuego, ebrios payasos de esquina, empleados equilibristas, patronos domadores, gobernantes lanzacuchillos, fiscales trapecistas, diputados con bozal de arepa, diputadas barbudas, dueños de abastos magos, niños clarividentes; en fin, toda una fauna de artistas y fenómemos que a partir de ahora tiene presupuesto para que el circo vaya al barrio.
Y ¿quién creen que estará orquestando todo en la arena central? Pues sí: su insigne e insólita Alteza Real, el Emir de Anarquistán. Los tiempos de gloria del circo de Moscú serán superados por el Gran circo de Anarquistán. Mientras tanto, sigamos esperando una nueva perestroika...
¡Viva el circo! ¡El Gran Circo de anarquistán!