jueves, 6 de diciembre de 2007

La mier de tus labios



Recién me despierto esta madrugada, en medio del frío y la pereza del sol que no sale, que no calienta el día. Después de los arrumacos semi dormidos entre mi cachorra y yo, empiezo apuradísma la rutina baño-cocina-lonchera-desayuno-nota a la maestra-salida al colegio, mientras oigo los titulares del periódico en la radio.

Primer round de asombro. (Sí, todavía no he perdido la capacidad. Múdese usted a Anarquistán y verá como puede durarle siglos...)

Entrada a la jornada metro-apretón obligado-nariz en la axila-expulsión-trabajo y me encuentro con el desarrollo de los acontecimientos. Apenas ayer inicio una campaña por el rescate del léxico oportuno y hoy, todos los anarquistanienses amanecen con la mier en los labios. Untados por el Emir desde el jardín de gárgolas de su boca. Todos han sido besados, y embrujados. Hechizados con el fatal conjuro y, aunque no quieran, de sus bocas sólo saltan figuras que recuerdan a los monstruos de la razón onírica de Goya.

El Emir, el dirigente que sin distingo ha logrado sacar lo peor de todos sus súbditos, ha abierto la boca nuevamente para, de una manera tan soez, expresarse peyorativametne de los suyos y de lso otros. Pero lo peor no es que él lo haga, si no que como reguero de pólvora el comentario está en la boca de cada habitante. Repetido textualmetne, desde los más pequeños hasta los más ancianos.

"El Emir dijo mierda" - se escucha como un eco en todos lados: erda, erda, erda, erda, erda...


Y no fue "mierda" como cuando uno se machuca con el martillo. O "mierda" como cuando uno ve a alguien que de verdad está como caído del cielo. No. Esa palabra en su boca, además, iba acompañada de una carga de rencor, ira, violencia y vileza. Ya la suciedad de la ciudad, la de su juego político y la del espíritu del líder embarró literalmente al país. ¿Qué podemos esperar de quien no sabe medirse, expresarse y respetar a sus oyentes? ¿Qué esperanza queda si ese es el hijo de una abnegada maestra formadora de los hombres del mañana?


Como ya le habían dicho al Emir, quien anda en cloacas sólo puede salir lleno de su palabra reciente. Y así quedará para la historia. Mi querido Uslar Pietri tocó el pináculo del picoteo local cuando se aventuró a decir "pendejo" en público. Nuestro Emir, en su megalomanía, pues pasará a la historia por boca sucia.

Allí quedaron todos sus acompañantes con caras de ponchados, de autogol.
Mientras el Emir, se sonreía con sorna y relamía el sabor de la mier en sus labios.

La palabra tiene poder. Nosotros decidimos si lo usamos para bien o para mal. Aunque suene maniqueo. Y sí, no estoy con el Emir, estoy en su contra. Seguiré estándolo mientras esta sea su conducta. Aunque reconozco que hay puntos positivos en algunas cosas que se han hecho.


Por mi parte, sigo con mi campaña con más convicción que nunca: CERO VIOLENCIA.

Porque la violencia verbal también enferma.

Los invito a sanar al país.

Sin moral no hay luces

2 comentarios:

MANU dijo...

Me encantó tu artículo, el mundo está lleno de Emires, no solo en tu país, en España los tenemos a cientos, son aquellos que piensan que son los poseedores de la verdad absoluta, los que piensan que sus ideas son las únicas y verdaderas, los que cada vez que habla el pueblo en su contra dicen "mierda".
Yo me uno a tu dicho:
Violencia cero, incluida la verbal.
Apertas(abrazos) desde mi tierra gallega

Lin dijo...

Gracias, Manu.

Bienvenido